Lolita
No siempre se refleja la ideología del escritor al escribir una obra, igual que un actor interpreta su papel aunque su personalidad sea totalmente distinta a su personaje.
Es de tal manera, que Vladimir Nabokov, hace un experimento social: escribe esta novela de tal manera que le da normalidad a la pederastia, así comprobando si la sociedad acepta esta o no. Su finalidad es hacernos sentir, es por eso, que a pesar de que esta novela me parezca desagradable y me de asco, es por ello por lo que me parece buena: me hace sentir.
El término que más desagrado me produció es nínfula.
Nínfula le llama Humbert (nuestro pederasta protagonista), a una niña de unos 9-14 años que presentan una maldad "que tienta a los hombres". Una maldad: un atractivo sexual demoníaco que conduce a los hombres de bien al mal. Así nuevamente culpando a la víctima de su abuso, nada nuevo, ¿no creéis?
La culpa es suya por provocar a los hombres, no de los hombres al sentirse atraídos por niñas. Repulsivo.
"Fuera de la mirada maníaca de Humbert, no hay nínfula" afirma así Nabokov, dándonos la razón: no existe maldad ni actitud maníaca ni nada de persuasión en las niñas, es el enfermizo deseo sexual de ellas que tienen los adultos el que les hace buscar una razón; por sinsentido que sea, para justificar sus pensamientos, pues ellos saben que está mal; pero se niegan a reconocer que son pedófilos.
La adaptación al cine fue una completa catástrofe, pues, si el libro nos ponía a Humbert normalizando este comportamiento para que nosotras/os reflexionásemos sobre este, la película, en sí normaliza estos actos y les quita importancia. ¿De qué manera?
Se crea un mito erótico: la actriz de víctima es bastante más mayor que en la novela, aún así no justifica los hechos, pero no se ve tan obsceno, por tanto esto en vez de dar lugar a reflexión, nos hace pensar que, "no es tan malo, pues parece casi una mujer". Se tiene la idea de que estas seducen y acaban sucumbiendo.
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